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lunes, 26 de septiembre de 2011

Lilith

(Gustavo Carpio C.)
Ella se me acerco, me dijo su nombre, la vi ingenua, como salida de una historia de amazonas.
Pura, salvaje, en estado natural, valiente; sin miedo a ver o ser vista. Real, como nadie más.
Yo indigno de su gracia me creía y la arrastré apropósito a través de la selva de concreto a la que estoy tan acostumbrado, maravillada e incauta se dejo llevar. Fijándose hasta en los detalles más pequeños ella me enseño con otros ojos mi propio mundo y decidí cambiar.
Sin malicia ella ve mi mundo, y nunca lo critica,más lo acepta innegable.
Cual benefactor la sumerjo en aprendizaje, mientras ella a su vez me empapa de su curiosa sapiencia.
Que ganas tengo de llenarme de ti.
De tu cristalina ternura e inocencia.
A tu centro me voy a dejar llevar.
Y en mi lecho de hojas secas la feroz flor dejara sus pétalos.
Polinizada, mágicos frutos engendrados en un extasiante vergel crecerán, poniendo esta tierra de cabeza,sustituirán su escarchada frivolidad y materializada vanidad, árida de simplicidad y afecto; forzando nuevas doctrinas de libertad.

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